Tras la lluvia, el lince recorre su territorio marcándolo como de costumbre pero sin dejar de prestar atención a todo lo que se mueve.Varios cientos de metros después se adentra entre los matorrales y desaparece en silencio.Este silencio se rompe con los chillidos de su presa, un lustroso conejo con el que le veo salir del matorral.
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